Añoro el olor a limón de tu pelo negro rizado que acaricia mi cuerpo como una manta suave, siguiendo el camino que vas creando con tus besos entre mis montañas y mis valles.
Añoro tus ojos oscuros que me miran profundo, con amor, con deseo y observan mi alma que se excita como tantas otras veces en tantos otros tiempos.
Añoro tu lengua. En mi boca. El sabor de tus besos, dulce, lento, profundo, que rasga el cuerpo para adentrarse en lo más escondido de mí. Capaces de hacer vibrar cada célula de mi cuerpo y excitarme hasta estallar en mil pedazos por dentro.
Añoro tu lengua. En mi piel que es como un detector de metales que busca tesoros escondidos en las dunas de mi cuerpo y los saca de su encierro llenando de luces de colores mi boca que gime estrellas fugaces.
Añoro tu pene, que entra despacio, sin prisa sintiendo cada roce, cada abrazo, cada caricia dentro de mí. Me abro en canal. Soy una supernova que se llena de color, iluminando la galaxia entera por ese instante.
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