Hola!

Yo soy Adriana. Soy una persona “normal”, muy observadora y muy curiosa. Me interesan cosas muy diferentes y diversas y tiendo a cuestionármelo todo (una y otra vez). Creo que eso ha sido así desde bien pequeña.

Creo que siempre me he preguntado si las cosas que me contaban, que veía, que estudiaba eran ciertas o no. Eso me ha llevado a preguntarme desde bien temprano ¿qué es la verdad? ¿hay una única verdad? ¿la verdad puede cambiar? Con esas preguntas como base he ido construyendo mi vida, en base a mi verdad. Mi verdad ha ido cambiando, se ha ido transformando, a lo largo de mi vida. Creo que eso es algo muy positivo porque tengo la capacidad de cambiar, de mirar más allá y de no aferrarme a pilares. Me da libertad la sensación de saber que no tengo la verdad, que no hay una única verdad y que todo puede cambiar en un momento.

Como persona curiosa que soy he leido mucho y cosas muy diferentes. Me gusta adentrarme en enigmas y cosas que no tienen explicación aún y buscarles un sentido. Tal vez por ello estudié biología. Porque es una ciencia multidisciplinar que me permitía picar de aquí y allí en la naturaleza (que lo es todo). Allí me centré en la genética (lo más pequeño rebuscado y enigmático que había en ese momento en biología) Era una ciencia que se comenzaba a abrir con la ingeniería genética y la descodificación del genoma humano. Había tantas incógnitas por descubrir. 

Tras un momento de crisis vital necesité dedicarme a otra cosa. Es ahí cuando comencé, por medio del masaje, a conocer las terapias (mal llamadas) alternativas o medicinas antiguas.

Todo esto me ha ido acercando a comprender mejor la totalidad del ser humano. Estudiar y comprender el cuerpo, su dolor, su catarsis, las emociones reprimidas en él. Encontrarme con el cuerpo energético y su equilibrio fluctuante. Conocer los ciclos energéticos de las personas, del planeta y ver su relación. Eso es lo que quería hacer el resto de mi vida. ayudar a cada persona de forma global a mirarse, conocerse y encontrarse.

Cuando nació mi hija mi vida cambió por completo. Fue ese momento donde mis investigaciones y mi vida se volcó de lleno en las personas con útero. Es curioso, inconscientemente, todo lo que había estudiado lo había enfocado o me había especializado en las personas con coño, su ciclo, sus desequilibrios y sus etapas vitales. Aunque luego trataba a todo tipo de personas, sin focalizarme en ellas.

Desde que ella nació mi camino ha ido muy rápido hasta este punto, han sucedido tantas cosas en tan poco tiempo. Trabajar con mujeres me ha ido marcando el camino. Y aquí estoy, con Placentera. 

En estos años he descubierto que hay algo que duerme en nosotras, escondido detrás de nuestra capacidad de placer (no sólo del orgasmo puntual, hay otro placer, más permanente, más profundo) que asusta a este sistema. Es más creo, con mucha seguridad, que este sistema se fundó para tapar eso que tanto le asusta. Por eso estoy aquí, para invitaros a abrir sin miedo esa caja de pandora.

El placer como revolución

Placentera nace de una necesidad interna de conectar con el mundo que me rodea por medio del placer. Necesidad de ver la realidad desde otro prisma, al principio pensaba más amable, pero ahora siento que la palabra es más natural.

Volver a conectar con la naturaleza, con la Tierra, con ese sistema Gaia al que pertenecemos y del que formamos parte imprescindible, como cualquier otro ser viviente o inerte de este planeta. Conectar y permitir que se exprese nuestra propia naturaleza, la naturaleza humana, naturaleza animal, naturaleza mamífera, que es nuestra esencia. Porque nuestra esencia es animal, es salvaje, es natural.

Cuando observas con atención, ves que la naturaleza completa se mueve por y para el placer. No el placer entendido como la satisfacción inmediata de un deseo egoísta, el placer comprendido como el sentimiento de bienestar y felicidad propio y del grupo. Esto lo podemos observar en cada hoja que crece buscando la luz del sol, en cada nota del canto de un pájaro que no juzga su melodía, en cada abeja que recolecta miel para su supervivencia y la de todas, en cada lobo que aúlla llamando a los suyos protegiendo su manada, en cada ballena que canta el camino de regreso a casa a sus crías.

Somos lo mismo que todos ellos, somos Tierra, y como parte de ella nuestra naturaleza, nuestra esencia es puramente placentera.

Placentera es redescubrirnos y conectar con el mundo que nos rodea desde el placer, propio y colectivo. Reaprender que lo placentero es lo natural, lo saludable para mi cuerpo y para el planeta. Volver a escuchar y conectar con la verdadera naturaleza del placer, la libertad.

El placer como base de nuestra sabiduría filogenética, ancestral, salvaje, natural.

El placer como fuente interminable de autoconocimiento.
El placer como  forma de relacionarnos con nosotros, con los otros y con el planeta.
El placer como acto creativo, pariendo a nuestros hijxs o la vida que queremos vivir.
El placer como revolución.

Desde Placentera

propongo charlas, talleres y retiros sobre autocuidados naturales, ginocología autogestiva y autocoñocimiento. Acompañamientos individuales para las personas con útero en su ciclo y sus diferentes etapas vitales, así como en la fertilidad, embarazo, parto y posparto. Creaciones chochonudas para aprender, descubrirnos y amarnos como ganchillos, fanzine, totebags, postales y mucho más. Todo esto con la intención de conectar con nuestro placer natural y poder incorporarlo a nuestra vida, a nuestras rutinas y al mundo.